Llegué al lugar porque soy una apasionada del libro infantil y juvenil. Asistir semanalmente al encuentro de novedades literarias, ha cuantificado y cualificado mi misión como promotora de lectura. La participación en este espacio también ha fortalecido mi formación profesional, ya que por medio de la evaluación o del punto de vista del otro, puedo ampliar la mirada de mi lectura, y hacer que el concepto parcial de una obra, al que inicialmente llegué, se vaya redefiniendo.

Amo la lectura y he encontrado, desde hace 11 años, en el Comité de Valoración un oasis semanal para compartir con otros apasionados por los libros infantiles y juveniles, amantes de los buenos libros; me encanta la manera como nos enriquecemos con los distintos puntos de vista de cada uno y lo mejor es saber que nuestro amoroso empeño beneficia a millones de niños y jóvenes del país. Anhelo cada semana que llegue el miércoles y aunque por los compromisos laborales no siempre puedo estar, procuro asistir, pues, esta semilla que se sembró en mí no para de crecer y de dar sus frutos por doquier.

Los Comités de valoración de libros de Fundalectura han sido para mí una magnífica escuela donde, año tras año, en lecturas, reflexiones, análisis, debates, he forjado y cualificado criterios y gusto para disfrutar la lectura sin renunciar a un abordaje crítico de los textos y las imágenes. Por estos grupos, que cada semana comparten, valoran, releen y polemizan los libros que les llegan, han pasado también mis practicantes de la Pasantía en Promoción de lectura y allí han enriquecido y transformado su concepción de lo que es seleccionar un libro. Los Comités, con la perseverante orientación de Janeth Chaparro, el apoyo eficaz y fraternal de Juan David Bernal y otras personas en el pasado, han consolidado todo un acumulado histórico de conocimiento, experiencia e información.