De amarres y desamarres: poemas, tusas y boleros

De amarres y desamarres: poemas, tusas y boleros

¿Alguna vez has estado entusado? La música y la poesía pueden ser acompañantes ideales en esta situación.
Hubo una monja en el siglo XVIII, Sor Francisca Josefa del Castillo, que en su poema Afecto 45, nos habla del sentimiento amoroso:

El habla delicada
del amante que estimo,
miel y leche destila,
entre rosas y lirios.
Su meliflua palabra
corta como rocío,
y con ella florece
el corazón marchito…

De momento me asalta una pregunta, si una persona, entregada a Dios escribe palabras tan certeras de su amor hacia él, ¿qué hubiese escrito, si ese amor le hubiese fallado?  O, ¿se hubiese acabado? Algún poeta dijo una vez “La poesía, es sobre todo la memoria que resucita el
pasado, y se ocupa de las posibilidades que el tiempo mismo nos supone”. En esa misma línea, el desamor, como la poesía, vuelve presente lo que ya se ha ido, hace maniobras, conjuros, nos pone en suspenso, , nos transfigura y después se va. Si llegamos a sentir que el amor nos abandona, es importante tener la certeza que el desamor, más conocido como la “tusa”, también lo hará. Como una suerte de comienzo y fin, así se manifiestan las relaciones humanas.

Hablemos ahora de la “tusa” cuando ha tomado diversas formas.  Las memorias transmitidas entre los migrantes se anidan en poemas como
Domingo Triste de José Martí, quien realiza un juego con las palabras, confundiendo al lector, haciéndole pensar que son referencias a la “tusa” por desamor, cuando en realidad son palabras que describen a la “tusa” por el dolor de patria, en los tiempos en los que Martí fuera un exiliado.
Esta es claramente un tipo de “tusa”, pero si hemos de hablar de clasificaciones de este estado, en Colombia conocemos demasiadas, exploremos algunas que se tejen entre la música y la poesía.

Julio Jaramillo, era el hombre del despecho. Representaba las tristezas, los duelos, los sentires, hacía manifiestos de la sabiduría y las experiencias
populares, cantaba, sobre la vida misma, reforzando el vínculo de la música como la banda sonora de nuestras emociones. Nos indicaba en: “Te esperare, sé que me quieres, y yo seré, tu adoración” …Un relato del primer estado de la “tusa”, o sea, la negación. La cual puede ser significativa transitar, para llegar a la etapa de retroceder ante los deseos que ya no serán. Los boleros, en su hermosa esencia, a veces nos hacen negar que el tiempo tiene una importancia fundamental en el olvido y que siempre nos habla en clave de aprendizajes, solo que a veces no sabemos entender esos lenguajes, ¿qué hay
que aprender de las rupturas amorosas?, solo el tiempo lo dirá, y es bueno saber que inclusive en el dolor, habrá fugacidad.  

La poesía también nos muestra que no siempre hay una única manera de expresar nuestros sentimientos. Al igual que en el amor, no existe un único camino para llegar al corazón de alguien. Cada persona tiene una forma diferente de sentir, de amar y de expresarse, y la literatura nos muestra, que esa diversidad también se presenta en las rupturas amorosas, cada uno encuentra sus tiempos para recuperarse, o no, y sus canales para transitarlo.
Sonaba la ronca de oro en los ochenta, Helenita Vargas, reprochándole constantemente al amor y al desamor, diciéndole: “Y pensar que te adoraba
ciegamente y a tu lado, así nunca me sentí”. Poniendo en voz de mujer, a la “tusa” como verbo. Años después, María Mercedes Carranza, decidió manifestar sobre las rupturas, regalándonos ¡Qué sucia es la luz de esta hora, Qué turbia la memoria de lo poco que queda. Y qué mezquino el inminente olvido!


En su Poema del desamor. Decían los Panchos, a través de las cuerdas de su guitarra “Sin ti, no podré vivir jamás, y pensar que nunca más estarás junto a mí”. Semejanza con quienes se niegan a entender la importancia de aceptar lo que ya se ha ido. Pero en ultimas, uno no se puede culpar por lo que siente. Aunque, es necesario recordar cuando se pueda, que es fundamental reconocer el dolor y no evitarlo. Aceptar la realidad y dejar que la tristeza vaya fluyendo como un río. Siempre será oportuno tener presente, que el arte, se amiga y se compadece de nuestras miserias, nos permite elaborar los dolores a nuestros tiempos, es tan gentil, que nos brinda opciones para transitar las despedidas. Nos permite ser hacedores y espectadores, en películas, en canciones, en pinturas, en escritos, en interlocuciones y en muchas otras expresiones, hasta hacernos ver, que la vida, así como comienza, termina y que, por lo tanto, las relaciones y vínculos que se tejen mediante ella también se agotan, llegan a un final.

Por suerte, siempre tendremos poesía y música, para aprender sobre la “tusa” como un elemento más del amor, una circunstancia más de la vida, que no será eterna.

Los libros recomendados

 Afectos espirituales de la madre Francisca Josefa del Castillo y Guevara de
Francisca Josefa del Castillo.
 Versos libres de José Martí
 De amor y desamor y otros poemas de María Mercedes Carranza
Playlist de la “tusa”
 Te esperaré de Julio Jaramillo
 Que nadie sepa mi sufrir interpretado por Helenita Vargas
 Sin ti, interpretada por los Panchos